Quiero compartir con vosotras una mini guía de Bélgica, fruto de todo lo vivido y conocido durante mi año de Erasmus en 2009.
Para cualquier duda escribirme un comentario.
Empezamos por Bruselas
BRUSELAS (Bruxelles, Brussels)
En el
emplazamiento de la actual Bruselas, Saint Géry, obispo de Cambrai y Arras
erigió una capilla en honor a San Miguel Arcángel allá por el año 695. Pero
sólo tomó el nombre de Bruselas cuando el emperador germano Otto II confió a
Carlos, duque de Lorena y descendiente de Carlomagno, un feudo en el valle del
río Zenne. Carlos hizo construir sobre la isla Saint-Géry un fuerte en el año
979. El lugar fue llamado "Bruocsela" -bruoc: pantano; sella: templo
o capilla, es decir "capilla del pantano"-. Hoy, el río Zenne
desapareció con la urbanización y sólo es visible en las afueras de la ciudad.
Un siglo después, la isla Saint Géry fue abandonada, seguramente por ser
demasiado pantanosa, para trasladarse al sur del Zenne, a Coudenberg, donde
actualmente se encuentra la Place Royale, y se construyó un castillo que
recibiría posteriormente al duque Juan I de Brabante, en el siglo XIII, y a los
duques de Borgogna, en el siglo XV, hasta la actualidad.
Hacia el año 1100 la pequeña ciudad se
rodeó de una muralla, se construyeron iglesias y hospitales y se desarrolló el
comercio, especialmente de textiles, favorecido por la presencia de ríos y
canales en la región que permitían una salida al Mar del Norte. Otras ciudades
como Brugge, Antwerp y Gent también aprovecharon de esta ubicación geográfica
privilegiada.
La ciudad pertenecía al ducado de
Brabante, que dependía a su vez del Imperio Germánico desde el año 925.
Hacia 1229, la ciudad había crecido
tanto en importancia que obtuvo del Duque de Brabante su primera carta magna
otorgándole un cierto grado de autonomía. En el siglo XIV, los concejales se
instalaron en una casa sobre la plaza del mercado, la futura Grand Place.
Bruselas tendía a ser la capital del
ducado. En 1359, tropas del Condado de Flandes, dependientes del rey de
Francia, intentaron conquistar la ciudad, ataque que fue rechazado por los
bruselenses bajo el mando del desde entonces famoso Everard't Serclaes.
En 1430, el sucesor del duque de
Brabante, Felipe el bueno, duque de Borgoña, hizo de Bruselas la capital de su
vasto imperio. Bajo su reinado se construyó el Hôtel de Ville (Ayuntamiento),
un gran palacio en Coudenberg, iglesias y otros edificios significativos. María
de Borgoña se casó con Maximiliano de Austria, y cuando ella murió en 1482, el
gobierno de Bruselas pasó a manos de los Habsburgo.
Al morir Maximiliano, su hija trasladó
la capital a Malines y allí se ocupó de la crianza de su sobrino, el futuro
Carlos V, quien alcanzada la edad de 15 años heredó el trono de Borgoña y a los
16, el de España. Era el año 1515; comienzo de la dominación española en la
región. Carlos V restableció a Bruselas como capital y la hizo emerger
nuevamente como una ciudad poderosa, superando a sus rivales flamencas Brujas y
Amberes.
En 1555, Felipe II sucedió a Carlos V, y
debió hacer frente a problemas de religión que significaron para Bruselas dos
siglos de decadencia y oscuridad. En 1695, Bruselas fue atacada por tropas
francesas que destruyeron 4000 casas y gran parte de la Grand Place, que fue
reconstruida en los cinco años siguientes, para tomar el aspecto actual.
De 1713 a 1794, Bélgica pasó a manos de
los Habsburgo. En 1789 hubo un primer levantamiento independentista contra José
II, cuyos resultados tuvieron una corta duración. En 1795, Bélgica devino una
región francesa. Cuando Napoleón fue vencido en Waterloo, cerca de Bruselas, en
1815, el Consejo de Viena decidió la creación del reino de los Países Bajos,
unificando Bélgica y Holanda.
Hasta 1830, la ciudad se vería sometida
a potencias extranjeras, franceses y holandeses, hasta que por fin fue el
triunfo de las fuerzas revolucionarias y fue nombrado Leopoldo I como rey de la
nueva nación independiente, con Bruselas como su capital.
Desde su independencia, Bruselas se
convirtió en un polo de atracción demográfica. Se poblaron los barrios
industriales y, siendo la mayoría de los belgas de origen flamenco, se comenzó
la "francofonización" de la población; el francés era la lengua que hasta
entonces utilizaban solo los nobles y burgueses.
Tras la llegada de Leopoldo I, se abrió
el canal Bruselas-Charleroi y en 1834 se fundó la Universidad Libre de
Bruselas. Refugiados ilustres, tales como Víctor Hugo y Carlos Marx volvieron a
la ciudad un caldo de cultivo de ideas muy activo. Grandes trabajos
arquitectónicos acentuaron el carácter de Bruselas como capital: se edificaron
las galerías Saint-Hubert (1846), el Palacio de Justicia (1866-1833) y el
Parque del Cincuentenario (1880). Se realizaron trabajos de entubamiento del
Zenne y se abrieron los boulevares centrales. Se crearon nuevos barrios como
objeto de un urbanismo revolucionario. Bajo el impulso del arquitecto Victor
Horta, soberbias residencias Art Nouveau se levantaron a comienzos del siglo
XX.
Como consecuencia del proceso de
expansión de la lengua francesa, a mediados del siglo XX el movimiento flamenco
comenzó a organizarse para reivindicar el holandés. El intenso debate, que duró
casi toda la segunda mitad del siglo pasado, concluyó con la creación de un
estado federal con 3 regiones: la Región Flamenca, de habla holandesa, la
Región de Valonia, francófona, y la Región de Bruselas-Capital, bilingüe.
Asimismo se crearon 3 comunidades culturales: la Comunidad Flamenca, la
Comunidad Francesa de Bélgica y la Comunidad germanófona.
Convertida en ciudad cosmopolita y
pluricultural, en 1958 refuerza su rol de capital de Europa convirtiéndose en
sede de la Unión Europea. Ese mismo año se construye, con motivo de la
Exposición Universal, el famoso Atomium, que se volvería un símbolo para la
ciudad. En 1967, la OTAN fija también su sede en Bruselas.
En 1979, Bruselas festejó sus 1000 años
de existencia y en 2000 fue designada capital cultural de Europa.
El centro de Bruselas se puede ver en
unos pocos días si hacemos una visita intensiva. Lo más importante es:
Grand Place entre
sus edificios destacan el Ayuntamiento,
la Maison du Roi, como recomendación entrar en le Roi d’Espagne para tomar un aperitivo (está en una de las esquinas
de la plaza), aunque cualquier bar de la place ofrece buenos vinos, aunque
también son un poco caros.
Si queréis
probar los mejillones al vino el mejor sitio calidad/precio es Chez León (Rue des Bouchers, 18). Los
demás restaurantes tienen a los maîtres en la puerta captando clientes. Lo
recomendable seria no entrar en ninguno de ellos, porque suelen ser caros y no
tienen la mejor calidad. Si no apetece
comida típica belga, y se prefiere tomar carne sugiero, Aux Pavés de Bruxelles (Rue du Marché aux Fromages 1)
Un
sitio muy cerquita de esta zona y emblemático para tomar cervezas, ya que
ofertan una variedad de casi 1000 cervezas, es el Delirium Café (Impase de la Fidelité, 4). Es un sitio perfecto para
tomar unas cervezas en caso de necesitar refugio debido al mal tiempo en la
ciudad. Si os acercáis hasta aquí, al final de la calle esta la Jeanneken Pis (en vez del niño, la niña
haciendo pis)
Saliendo por la rue d’Etuve de la Grand
Place y caminando unas cuatro manzanas se llega hasta el Manneken Pis (niño haciendo pis). Existen distintas historias
acerca de su origen todas ellas igual de validas pero algo inverosímiles. Por
esta calle podremos probar gofres con chocolate o con fruta típicos del país.
Con
el paso de los años se han creado cientos de leyendas sobre el Manneken Pis.
Estas son las más extendidas:
El niño de la estatuilla apagó de una forma tan
original una mecha encendida, salvando así a la ciudad de un incendio.
Cuentan que durante la batalla de Ransbeke, se colgó
de las ramas de un roble la cuna donde estaba el hijo de Godofredo de Lorena.
Durante la batalla, el niño salió de la cuna y le encontraron orinando en un
árbol.
Según otra leyenda, el hijo de un noble de Bruselas
abandonó una procesión para orinar en la pared de la casa de una bruja que le
lanzó un maleficio convirtiéndolo en estatua.
Además, En el año 1698, un gobernador regaló la
primera pieza de vestir al Manneken Pis, una túnica que fue la primera de los
650 trajes que han ido regalándole los presidentes de gobierno que han visitado
Bruselas. En el Museé de la Ville, situado en la Maison du Roi, se pueden ver
los trajes que forman el vestuario del pequeño héroe, cientos de trajes
regionales con un pequeño tamaño, o algunos aún más curiosos como un traje de
torero o de Elvis. En determinadas ocasiones a lo largo del año el Ayuntamiento
disfraza a la estatua original.
Saliendo
de la Grand Place por la Boterstraat, pasamos por la Iglesia de san Nicolás y
llegamos hasta la Bolsa. Merece la
pena hacerse una foto en este imponente edificio.
Si caminamos por la rue de la Colline
desde la Grand Place llegaremos hasta la Galarie
de Saint Hubert. Cerca de ellas tenemos
bombonerías como Godiva, Leonidas, Neuhaus. Los más baratos son los
Leonidas. De todas formas podemos encontrar las bombonerías por diferentes
sitios de la ciudad.
Llegados hasta aquí podemos seguir a la
Iglesia de la Madeleine por rue de la Madeleine, o si seguimos por la rue de la
Montagne nos encontremos con la catedral gótica de la ciudad, Saint Michael et Saint Gudule.
Desde aquí a
unos pocos minutos y cambiando de zona, propongo un paseo por el Parque de Bruselas, que está en una
gran plaza rodeada por el Parlamento de
Bruselas y por el Palacio Real. Desde
la rue Royale pasamos por la plaza
de Royal
y de un lado tenemos vista de la ciudad baja, la torre del Ayuntamiento
y del otro la iglesia de saint
Jacques -sur- Coudenberg.
Si
continuamos por la rue Regent, pasaremos por delante del Museo de Bellas Artes y seguiremos visitando la Place du Grand Sablon con la iglesia de Notre Dame du Gran Sablon. Recomiendo
entrar con luz del día para disfrutar de sus vidrieras. Del otro lado está la Petit Sablon, con un pequeño parque con
una fuente perfecto para una parada de descanso.
Debemos
continuar por la rue Regent hasta el Palacio
de Justicia, edificio imponente desde el cual tendremos unas vista de toda
la ciudad baja, y de puntos más lejanos como el Atomium, y el Sagrado Corazón.
Es recomendable escaparse de las vías principales hasta el Palace d’Egmont y su parque donde hay una figura de Peter Pan.
Cambiando de
barrio, lo mejor es bajarse en la Estación de metro de Luxemburgo para visitar
el Barrio de las Instituciones Europeas,
comenzando por el Parlamento Europeo.
Detrás de él nos encontramos con el Parque
de Leopoldo.
Si caminamos por la rue Froissart
llegamos hasta el Consejo Europeo y la
Comisión Europea. Del otro lado tenemos el Parque del Cincuentenario.
Al
otro del parque caminando hasta Montgomery, cogemos el tranvía línea 7
direccion Heysel, confirmar antes de montar (unos 30-40 min), y en la parada de
Centenaire nos bajamos y subimos por Boulevard du Centenaire hasta el Atomium. Se puede subir (pagando) desde
arriba se tendrán unas bonitas vistas.
Si
subimos hasta el metro de Heysel y cogemos la línea 6 en Dirección Simons-
Elisabeth, y nos bajamos en Simons y estaremos en el Sacre-Couer importante basílica de la ciudad. Se puede subir
(pagando) desde donde se podrá ver toda la ciudad de Bruselas.